14 de noviembre de 2011

Cómo elaborar un queso con Buenas Prácticas





El Domingo 13 de Noviembre, la asociación AMON (Asociación Maya Oxib’Noj) impartió un taller de Buenas Prácticas de Manejo de Productos Lácteos en la comunidad Andrés Girón La Verde.

AMON trabaja en la línea de Apoyo a la implementación y desarrollo de iniciativas productivas para la seguridad económica familiar, como parte del proyecto “Mejoramiento de las capacidades productivas para la soberanía alimentaria y la implementación de iniciativas productivas comunitarias en la Costa Sur”, en el marco del Programa de Desarrollo Integral Oxlajuj Tz’ikin.

Se van a realizar en total tres talleres, los siguientes serán en San Juan el Húmedo y en Santa Inés.El taller comenzó con un poco de teoría, para explicarle a los participantes los conceptos más importantes sobre el tema, la importancia de las BPMs y los requisitos de higiene de los alimentos en:
- La producción primaria.
- Las plantas procesadoras.
- La higiene y capacitación del personal.

La segunda parte del taller fue la más divertida, consistió en la elaboración de un queso, como recordatorio de los talleres de elaboración de quesos impartidos el año anterior y para poner en práctica los contenidos explicados.
La actividad comenzó con el lavado de los utensilios que se iban a emplear y el lavado de manos de las mujeres que se prestaron como voluntarias para la elaboración del queso.

Se realizó el colado de la leche en una olla y mientras se hacía fuego con leña, se mantuvo tapada con un trapo limpio para evitar su contaminación. Además, en medio vaso de agua pura, con un poquito de sal, se añadió ¼ de pastilla de cuajo, lo recomendado para 10 – 12 litros de leche.

El siguiente paso fue calentar la leche hasta que estuvo tibia y la volvieron a colar en una olla, para después añadirle el contenido del vaso preparado con anterioridad. Removimos y lo volvimos a dejar tapado con un trapo limpio, el tiempo necesario para que la pastilla de cuajo actuase.A los 30 minutos, salimos a quebrar la cuajada, cortándola en cuadraditos con un cuchillo, cuanto más finos mejor.

¡Y otra vez a reposar! Así la cuajada tiene tiempo para bajar y el suero queda en la parte superior, llegado este momento separamos el suero del cuajo con un colador y lo escurrimos bien.

Después de limpiar la piedra de moler con agua, otra voluntaria se animó a moler el cuajo, añadiendo un poquito más de sal, al gusto.

Al finalizar, se utilizaron unos moldes para dar forma y la verdad es que salieron unos quesos elaborados con unas ¡MUY BUENAS PRÁCTICAS! ¡Y RIQUÍSIMOS! Y es que no nos resistimos a probarlos...

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