14 de octubre de 2010

APRENDIENDO A CUIDAR LA MADRE TIERRA

Garantizar el sustento del medio ambiente es la necesidad que ocupa el séptimo lugar en la lista de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se trata de frenar la pérdida de recursos y diversidad biológica, así como reducir a la mitad el número de personas que carecen de acceso al agua potable y servicios básicos de saneamiento. Todo ello actuando sobre nuestro presente inmediato y sin retirar la mirada del año 2015, fecha fijada por las Naciones Unidas para la consecución de los ocho objetivos.

Desde el Programa Oxlajuj Tz'ikin, que extiende su mano sobre los municipios de Retalhuleu y Champerico, en la Costa Sur guatemalteca, quizás una de las exigencias más apremiantes en lo que a medio ambiente y cuidado de la Madre Tierra se refiere sea enfrentar un problema alrededor del cual surgen dos carencias: concienciación y alternativas. Y de poco serviría actuar sobre lo segundo si no se consigue lo primero. Por ello, y con el apoyo de las ONGs locales CPDL (Colectivo Poder y Desarrollo Local) y CONIC (Coordinadora Nacional Indígena Campesina), ocupadas respectivamente en desarrollar los proyectos de Gestión de Riesgos y Fortalecimiento Comunitario en el marco del Oxlajuj Tz'ikin, se han apadrinado dos talleres. Con temática y metodología muy distintas, ambos buscaban lo mismo: enseñar que el desarrollo y la creación de puestos de trabajo son cuestiones indispensables, por supuesto. Pero no a cualquier precio.

Así, las comunidades de Santa Cruz Cajolá y Cuchuapán recibido la visita de unos personajes muy especiales: Cocolito, Francesito y Pelusín. Los tres eligieron sus mejores galas para la ocasión y llegaron bien temprano por la mañana dispuestos a hacer reír a los cientos de niñas y niños que hicieron las veces de público, acompañados por sus maestras y maestros.

Pelusín fue el payaso responsable. Contó a los pequeños que había hecho muchos amigos mientras cuidaba los árboles, no tiraba la basura y utilizaba bien la radio comunitaria. En el marco del Programa, CPDL instaló 15 radios bases y 13 móviles en la comunidades, y una más en la municipalidad de Champerico. Velar por el buen funcionamiento de estos aparatos es deber de mayores y pequeños, ya que son el alma de la comunicación entre la población y se usan además como dispositivo de alerta en caso de emergencia o desastre natural.

Cocolito sorprendió con su magia, y Francesito representó a la perfección el papel de niño travieso. Llegó convencido de que haría amigos si ponía la zancadilla a las abuelitas, si tiraba al suelo el papel de los dulces, si talaba los árboles o si pisaba las hormigas. Pero unos niños ávidos de aprender, y de ganarse un globo con forma de animalitos, le enseñaron que por cada árbol cortado debía plantar diez y que la basura, al menos por ese día, se depositaría en sacos.

Una pequeña puntualización en el guión del espectáculo realizada por el coordinador local del programa, Damián Vaíl, hizo que los presentes recogieran sus plásticos y botellas para ofrecerlos a los payasos a cambio de su 'vegiga' (globo). ¡El local que acogió la actividad quedó impecable!

Conociendo las leyes
Con una metodología más 'seria' y público adulto, dos ingenieros del Ministerio de Medio Ambiente (MARN)se acercaron hasta las comunidades de La Verde y El Triunfo para explicar del modo más ameno posible la legislación ambiental vigente en Guatemala. Bajo la bandera de CONIC, Bairon Astelleta y Luis Rodríguez repitieron una enseñanza de los payasos que está contemplada en la Ley: para cortar un árbol hay que sembrar diez de la misma especie. Se habló de las especies protegidas, como la ceiba o la caoba en la zona de Retalhuleu, o el pinabete (el árbol de Navidad) en la zona de Quetzaltenango, en el Altiplano guatemalteco, plantas endémicas que deben ser cuidadas con especial esmero para evitar su desaparición y las sanciones que el Código Penal contempla en caso de daño.

También hubo tiempo para concienciar sobre la necesidad de denunciar las malas prácticas de las que uno es testigo, ya que el Ministerio de Medio Ambiente cuenta únicamente con 2 técnicos y una secretaria para atender los nueve municipios que integran el departamento de Retalhuleu. Por ello, conocen de los abusos y los delitos contra el entorno natural cuando la casualidad llama a su puerta y visitan, por ejemplo, una comunidad en la que se está realizando una quema que no está controlada o talando un árbol. Los ingenieros se pronunciaron también sobre la obligación de frenar el tráfico de especies animales protegidas, estando penadas tanto la compra como la venta, animando a no incentivar la demanda para que la oferta desaparezca también poco a poco.

Hablaron, así mismo, de los delitos de incendio y el deber de controlar las quemas de maleza o de basura (la mayor parte de las comunidades no disponen de contenedores ni existen procesos de tratamiento. El cristal se entierra y al resto de residuos se les prende fuego), destacando el trabajo de la empresa Conapel, asentada en Reu y dedicada al reciclaje del papel, pagando al consumidor por la cantidad de este residuo que decida acercar a las instalaciones de la fábrica. Es la única que opera en el departamento y de las pocas que lo hacen en el país.

Sin embargo, el tema que despertó el interés de los oyentes fue la minería de metales, y las licencias de explotación que están en el aire y con las que una empresa de capital chino y canadiense pretende quitar hierro a lo largo de 300 kilómetros cuadrados de playa, comprendidos entre los municipios de Champerico y Retalhuleu. Pese a que desde el MARN ofrecieron tranquilidad, señalando que no habrá daños para el medio ambiente, los compañeros presentes en el taller no comulgaron con ruedas de molino. Saben ya de los efectos nocivos que esta actividad llevó a otras zonas, y no solo para el medio ambiente sino también para la salud humana.

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