Aunque este martes todavía es día de fiesta en algunas zonas de Guatemala, nosotros vamos a dar un paseo por nuestra memoria y plasmar aquí de manera lo más concisa posible las actividades de la semana anterior, cinco días en los que hemos visitado todos los proyectos y todas las comunidades con una acompañante especial, Sonia Fernández, la técnica responsable de este Programa de desarrollo en Galicia.
Lunes: Entrega oficial de viviendas en María del Mar
De la mano de Arquitectos sin Fronteras y su contraparte, Asiaprodi, 28 familias afincadas en los dos sectores de la comunidad de María del Mar recibieron los 'títulos de propiedad' de sus nuevos hogares bajo el único requisito de cuidarlos y no dejarlos abandonados, tal y cómo les ha pedido el alcalde de Champerico, Victoriano Ovando, quien también estuvo presente en el acto.
Los discursos pronunciados han servido para repasar la historia de la comunidad, la historia de un desalojo violento y forzoso en el año 2006 que duró dos meses y que acabó con todas sus gentes lejos de su tierra, conviviendo en una nueva finca en Champerico y divididos en dos sectores separados por un kilómetro de distancia.
Como ya se ha dicho en este blog, en el Sector 1 fueron construídas ocho nuevas casas para las únicas ocho familias asentadas en el momento de hacer la identificación del proyecto. Las veinte casas restantes están ubicadas en el Sector 2, donde la organización CPDL (Colectivo Poder y Desarrollo Local) ha levantado también un albergue que hace las veces de escuela.
Martes: Canoas nuevas para viejos pescadores
Como ya saben, el Programa Oxlajuj Tz'ikin trabaja con 17 comunidades y una asociación de pescadores de subsistencia diaria. Ellos fueron los protagonistas del segundo día de la visita de Sonia Fernández, cuando se les entregaron las canoas que ellos mismos elaboraron tras recibir la correspondiente capacitación, que les permitirá también repararlas. Con ellos desarrolla su proyecto productivo la organización guatemalteca Amon, contraparte de Acsur en este país centroamericano.
Así, con el objetivo de aumentar la productividad y las ganancias y de abrirse camino hacia las comunidades, donde el pescado se convierte a veces en artículo de lujo al no poder pagar los precios del mercado, estos trabajadores, que llevan toda su vida dedicada al mar, se constituyeron en asociación hace tan solo seis años. Hasta entonces alquilaban sus canoas por 20, 30 o incluso 40 quetzales al día, cantidad que no siempre podían pagar al volver sus redes vacías. Ese dinero pasó ahora a formar parte del fondo común colectivo, y los pescadores poseen sus propias barcas.
También en ellas hubo un cambio destacable, y es que, frente a las viejas canoas, de madera, muy pesadas y con una 'esperanza de vida' estimada en un año y medio, las nuevas embarcaciones están construídas en fibra de vidrio. Pesan tan poco que las transportan en sus bicicletas, y permiten penetrar más adentro en los esteros, donde se esconden los camarones. Además, el material no se pudre. Durante muchos años, los miembros de esta asociación de pescadores llevarán por los mares el distintivo de la cooperación gallega.
Pero el mismo día ha dado también para visitar el proyecto de otra de las contrapartes de Acsur en este Programa, Ceiba, una ONG que trabaja soberanía alimentaria. Esquivando las dificultades que genera el hecho de contar tan sólo con cuatro trabajadores para atender a 410 familias, procuran visitarlas a todas al menos dos veces al mes para dar seguimiento a sus intervenciones: parcelas integrales y un sistema de aprovechamiento de agua para riego. Ambas requieren un intenso trabajo con las comunidades, a fin de cambiar sus hábitos. Se trata de enseñarles a cuidar sus plantaciones, de dónde recogerán desde cacahuetes hasta aloe vera (sábila); así como a limpiar los filtros que limpian el agua que sale de los lavaderos de la ropa, para evitar que el cloro llegue a las siembras.
La jornada terminó con un paseo por los dos barrios: La Esperanza y El Palmo. En ellos, Solidaridad Internacional y su contraparte, Agua del Pueblo, están a punto de finalizar un sistema de drenaje que comparten ambos asentamientos, y que se extiende hasta el terreno de cada familia sin conectarse todavía a las casas, pues muchas de ellas no cuentan con mobiliario en sus cuartos de baño. Así, tras la construcción de los ramales generales, serán las familias las encargadas de asumir el coste del enganche a cada casa.
Miércoles: Semilleros de pensamiento
Con Ceiba hemos estado también el miércoles, visitando el banco de semillas que han puesto en marcha en la comunidad de Montecristo. Una casa de madera sirve de cobijo a alrededor de medio centenar de botes de plástico que guardan, entre otras legumbres, hasta seis variedades de frijol. En el suelo, en una esquina, se amontonan ya las nuevas vasijas, de barro y más grandes, con las que se busca mejorar la calidad y aumentar el tiempo de vida de la semilla. El inconveniente que genera el no disponer de un cierre hermético intentará resolverse mezclando los granos con hierbas que harán las veces de pesticidas, como el eucalipto o la flor de muerto.
Con el proyecto ya en marcha, cada familia recibió entre 15 y 23 plantas de unas seis variedades diferentes (en total se manejan 25 especies). Para impulsar el banco y alentar la participación de las comunidades, Ceiba no entregará más semillas de manera individual, por lo que éstas se irán familiarizando poco a poco con el funcionamiento de este peculiar sistema de préstamo. Así, por cada onza de semilla que se pide se devuelven dos, excepto en los casos en los que la cosecha se pierde, cuando el campesino no tendrá que reponer cantidad alguna.
La siguiente parada fue la comunidad de El Triunfo. El responsable de Prodessa (Proyecto de Desarrollo Santiago), Enrique Chutá, nos esperaba para repasar el proyecto que desarrollan con el apoyo de Educación sen Fronteiras.
Asi, con la financiación de la ONG gallega, Prodessa atiende las necesidades de 1650 niños y 72 docentes. En un diagnóstico general antes de arrancar la intervención, los problemas detectados pasaban por las dificultades en la lectura y el deletreo, la poca participación en las clases y serias carencias en Lengua Española y Matemáticas. Aún hoy, la ONG sigue recordando que los pequeños no son atendidos en su lengua madre (una de las 22 lenguas indígenas reconocidas en Guatemala), sinó en español, y ello se traduce en un menor rendimiento. La posibilidad de impulsar un sistema educativo bilingüe se desvanece al conocer la precariedad en la que trabajan los profesores: un mismo docente puede atender a niños de segundo a sexto grado, todos juntos, y en una comunidad como María del Mar se hablan hasta tres idiomas mayas.
Frente a los programas educativos del Ministerio de Educación, que reparte siete libros para todo un colegio, Prodessa entrega un libro para cada niño. Avanzada la intervención, Enrique Chutá incide en el interés que los pequeños tienen ahora por la lectura de periódicos y revistas, o incluso por conseguir un libro de lectura por su propia cuenta, tarea que en las comunidades es casi una utopía. Ello unido a la alta carga de la cuestión de género en los libros de texto hace que los niños hagan preguntas que muchas veces sus progenitores no saben cómo abordar. Prodessa tenía entre sus líneas de acción implementar una escuela de padres, que finalmente no salió adelante por el recorte a la financiación que reciben. Lo que sí podrán disfrutar estos niños son lecturas en cuatro de los idiomas mayas, uno de los objetivos que la entidad tiene con la mirada puesta en el nuevo año escolar que arrancará en el mes de enero.
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